Nos encontramos otra vez en el umbral de una nueva puerta. Si bien la película tiene un titulo distinto, el final siempre es el mismo. Nos reuniremos otra vez en torno a una mesa repleta de alimentos; compartiremos con seres que hemos clasificado, algunos bajo el renglón de familia y otros bajo el renglón de amigos; nos reiremos todos; todos alegremente vestidos daremos lo mejor de nuestra interacción social, y entre música, excesos, felices llantos y abrazos, celebraremos el hecho de que esta por concluir un año y que otro ciclo de 365 días se apresta a comenzar.
Al filo de la medianoche todo es celebración. En ese preciso minuto que anuncia la llegada del primero de enero, el optimismo y las buenas vibraciones se apoderan de casi todo terrícola sobre el planeta. En una llovizna horizontal y de doble vía, nos disparamos deseos de abundancia, salud y prosperidad unos con otros. Como por arte de magia, en ese instante nos unimos en una hermosa fraternidad humanitaria. Construimos una poderosa energía positiva que elevamos hasta el cosmos, donde no hay espacio para los problemas, los desafíos, ni los obstáculos. Hay quienes escribimos en algún lugar del subconsciente una lista de resoluciones para llevar a cabo en el nombrado intervalo, otros por el contrario prefieren dejar constancia física, y sobre un trozo de papel o desde la blanca pantalla de un ordenador, han previamente plasmado sus anuales propósitos; pero sin dudas todos llegamos a este punto con alguna planificación existencial.
Lo que sigue son horas de fiesta, de alegría, de desenfreno. Embriagados de un maravilloso deseo de compartir, nos entregamos a bailar, a celebrar la vida, y agradecer por la oportunidad de estar vivos. Entendemos propicia la ocasión para replantearnos, para empezar a vivir esa vida que merecemos; en fin para rodearnos de todo lo bueno que el universo puede ofrecernos; y así, medio bailando y medio soñando, de buenas a primeras aparece el astro rubio que nos toma de la mano y nos lleva a la cama borrachos de cansancio.
La primera tarde del nuevo año nos encuentra sufriendo una resaca colectiva. Comienza entonces lentamente a desvanecerse toda esa armoniosa vibración que habíamos logrado. Se asoman pues los primeros resultados de nuestra desmedida parranda, que por alguna extraña inercia toca nuestra nueva configuración espiritual hasta volverla al punto de partida. Algún corto circuito ocurre en la psique humana, que nos lleva a proclamar un cambio haciendo las mismas cosas; es decir, inmediatamente después de decretar un modo distinto de asumir la vida, seguimos ejecutando exactamente los mismos patrones de conducta. Queremos cambiar la fachada y el color de nuestra casa, usando los mismos materiales y la misma pintura. Quien nos entiende?
En este momento en que comparto este pensamiento, estamos a escasas horas de cerrar una puerta y abrir la próxima posterior. Es una nueva película, titulada esta vez ''2013'', en la que nosotros todos conformamos el reparto. De nuestra actuación depende que tenga un final diferente, más esperanzador, más humano, más solidario. Asumamos todos un cambio verdadero. Un cambio desde dentro. Terminemos de entender de una vez por todas, que lo único que hace falta para cambiar esta casa de todos es Amor , y que si falta esa poderosa fuerza nada; pero absolutamente nada tiene sentido; ni la salud, ni la familia, ni el dinero, ni el éxito profesional. Sin Amor nada sirve para nada!
Mañana sera tiempo de celebrar, de reencontrarse y compartir con los seres queridos, de abrazar a los que están, y recordar a los que se fueron; ojala sea también tiempo de levantarnos las mangas de la camisa y decidirnos a reparar esta nuestra casa.
Juntos podemos hacerlo!!! Yo sé que podemos!!!
El Aprendiz
Lo que sigue son horas de fiesta, de alegría, de desenfreno. Embriagados de un maravilloso deseo de compartir, nos entregamos a bailar, a celebrar la vida, y agradecer por la oportunidad de estar vivos. Entendemos propicia la ocasión para replantearnos, para empezar a vivir esa vida que merecemos; en fin para rodearnos de todo lo bueno que el universo puede ofrecernos; y así, medio bailando y medio soñando, de buenas a primeras aparece el astro rubio que nos toma de la mano y nos lleva a la cama borrachos de cansancio.
La primera tarde del nuevo año nos encuentra sufriendo una resaca colectiva. Comienza entonces lentamente a desvanecerse toda esa armoniosa vibración que habíamos logrado. Se asoman pues los primeros resultados de nuestra desmedida parranda, que por alguna extraña inercia toca nuestra nueva configuración espiritual hasta volverla al punto de partida. Algún corto circuito ocurre en la psique humana, que nos lleva a proclamar un cambio haciendo las mismas cosas; es decir, inmediatamente después de decretar un modo distinto de asumir la vida, seguimos ejecutando exactamente los mismos patrones de conducta. Queremos cambiar la fachada y el color de nuestra casa, usando los mismos materiales y la misma pintura. Quien nos entiende?
En este momento en que comparto este pensamiento, estamos a escasas horas de cerrar una puerta y abrir la próxima posterior. Es una nueva película, titulada esta vez ''2013'', en la que nosotros todos conformamos el reparto. De nuestra actuación depende que tenga un final diferente, más esperanzador, más humano, más solidario. Asumamos todos un cambio verdadero. Un cambio desde dentro. Terminemos de entender de una vez por todas, que lo único que hace falta para cambiar esta casa de todos es Amor , y que si falta esa poderosa fuerza nada; pero absolutamente nada tiene sentido; ni la salud, ni la familia, ni el dinero, ni el éxito profesional. Sin Amor nada sirve para nada!
Mañana sera tiempo de celebrar, de reencontrarse y compartir con los seres queridos, de abrazar a los que están, y recordar a los que se fueron; ojala sea también tiempo de levantarnos las mangas de la camisa y decidirnos a reparar esta nuestra casa.
Juntos podemos hacerlo!!! Yo sé que podemos!!!
El Aprendiz