Gabriel García Márquez
El acordeón es un instrumento musical de viento, formado por un fuelle, un diapasón, y dos cajas armónicas de madera. Cuando se concibió, se buscaba aunar en un solo artefacto la potencia sonora del órgano con la soltura del fraseo del violín. Existen varias teorías sobre el origen de este aparato y todas ellas resultan disimiles. Unos apuntan que fue creado durante la Edad Media; otros sitúan su nacimiento a finales del siglo XVIII; y por último, se ubica a la ciudad de Berlín alrededor del 1821, como el lugar y la fecha de su más básica invención. Lo cierto es que la variante que conocemos en la actualidad de este instrumento, fue patentada en Alemania por el austriaco Cyrill Damian en el 1829. El acordeón era el amigo inseparable de campesinos y marinos de Europa. En las últimas décadas del siglo XIX, comerciantes alemanes lo introducen en diversos lugares de América, intercambiándolo por tabaco y otros productos de su interés. Uno de esos lugares es Colombia, donde llega por el puerto de la ciudad de Riohacha; ciudad esta conocida por ser la capital del departamento colombiano de La Guajira.
La región Caribe de Colombia, también llamada como ''El Caribe Colombiano'', es una zona continental y marítima; la más septentrional del país. Debe su nombre precisamente al Mar Caribe con el cual limita al norte. En la costa noreste de esta área (que tiene a Barranquilla como su principal centro urbano) esta ubicada la Ciudad de los Santos Reyes del Valle de Upar.
El gentilicio de los nacidos en esta urbe (mejor conocida como Valledupar, y que es a su vez, la capital del Departamento de Cesar) es 'valduparense'; sin embargo, cuenta la historia que en época de plena bonanza de la zona bananera de la provincia de Magdalena, se reunían jornaleros llegados de todas partes de Colombia, con el propósito de laborar en la Compañía Frutera de Sevilla como cortadores, labradores y transportadores del banano de exportación. En aquel lugar, los trabajadores dedicaban sus escasos momentos de ocio, a conocerse entre si y crear nuevas amistades. Una de las preguntas más comunes que se hacía allí a quien se acababa de conocer era: ''Y usted de donde es Compa'?''. La respuesta dada entonces procedía según la región donde había nacido el entrevistado: ''Yo soy Bolivarense!...Yo soy Bogotano!...Yo soy Guajiro! etc. Los nacidos en Valledupar tenían una peculiar forma de responder ante quienes indagaban sus procedencias; a tal pregunta respondían: ''Yo soy del nato Valle''.
La descomposición social de esta frase degenero en el termino que da titulo a la expresión cultural propia de Colombia más conocida en el mundo, y razón de ser de este trabajo. El Vallenato.
A grandes rasgos podría decirse, que El Vallenato es la síntesis de cuatro aires o ritmos costeños interpretados inicialmente por campesinos, y que representan las vivencias personales de sus respectivos autores y el sentir de un pueblo como retrato fiel de su mestizaje étnico. Esta música nació en los parajes, sabanas y caminos perdidos del norte de Colombia; y si bien ya puede hablarse de la existencia de este genero antes de la llegada del acordeón a Sudamérica, (cuando se entonaban las melodías de estos cantos con la flauta de caña de millo o carrizo) lo cierto es que no es sino hasta el momento de la final incorporación de este invento austriaco cuando campesinos de la zona comienzan a manosearlo y a extraerle notas con muy poco, o en mucho de los casos ningún conocimiento del pentagrama musical que el canto vallenato se propaga y toma la fuerza y el vital auge que aún al día de hoy le conocemos. Uno de estos campesinos era ''Francisco El Hombre''.
Alrededor de la figura de Francisco Antonio Moscote Guerra, se han tejido no pocas historias que le dan un soporte mitológico a esta expresión; y que hacen de él un personaje legendario, que muchos ubican como el precursor de la música vallenata. Se sabe que fue un mensajero que, a lomo de burro recorría la ruta entre los pueblos de las sabanas del Cesar y la Guajira, llevando las noticias y los recados desde el pueblo del que partia, al que llegaba. Armado con su acordeón en el pecho, llegaba hasta las plazas de los pueblos y comenzaba a sonar su instrumento, y a cantar las noticias, despertando el instantáneo interés de la multitud que se arremolinaba en torno a el para escuchar y conocer el hecho de que si las ''razones'' que traía del pueblo vecino, tenían algo que ver con ellos, con algún pariente, o amigo.
Cuenta la leyenda -o quizá el imaginario popular colombiano- que en una de sus andanzas, este famoso peregrino (reconocido por ser un virtuoso en el instrumento que ejecutaba) se batió en un duelo de acordeón ''en la montaña del Treinta con el mismísimo Diablo''. El enfrentamiento era a quien mejor tocara su instrumento, y Francisco salio victorioso cuando ''toco el Credo al revés''. Dicen que esta contienda tuvo lugar bajo una palmera de la montaña, la cual quedo ''chamuscada cuando Satanás se fue vencido y mal geniado''. La historia de este juglar colombiano ha quedado plasmada en no pocas obras y escritos. Gabriel García Marquez en sus ''Cien Años de Soledad'', se refiere a el como: ''un anciano trotamundos de casi 200 años, que pasaba con frecuencia por Macondo, divulgando las canciones compuestas por él mismo, y relatando con detalles minuciosos las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario.''
Cuenta la leyenda -o quizá el imaginario popular colombiano- que en una de sus andanzas, este famoso peregrino (reconocido por ser un virtuoso en el instrumento que ejecutaba) se batió en un duelo de acordeón ''en la montaña del Treinta con el mismísimo Diablo''. El enfrentamiento era a quien mejor tocara su instrumento, y Francisco salio victorioso cuando ''toco el Credo al revés''. Dicen que esta contienda tuvo lugar bajo una palmera de la montaña, la cual quedo ''chamuscada cuando Satanás se fue vencido y mal geniado''. La historia de este juglar colombiano ha quedado plasmada en no pocas obras y escritos. Gabriel García Marquez en sus ''Cien Años de Soledad'', se refiere a el como: ''un anciano trotamundos de casi 200 años, que pasaba con frecuencia por Macondo, divulgando las canciones compuestas por él mismo, y relatando con detalles minuciosos las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario.''
El Vallenato en sus inicios, tuvo en los remates de parranda un excelente vehículo de difusión, y un gran escenario improvisado que le permitio llegar a la burguesía valduparense, para desde ahí afectar todo el pais. Fue sin lugar a dudas en los momentos festivos conocidos en Colombia como ''Colitas'' donde este genero tuvo su mayor y mejor exposición inicial. Resulta que en las celebraciones de la aristocracia (bodas, cumpleaños, bautizos, etc.) mientras los burgueses disfrutaban en los amplios salones, o en los decorados patios, de elegante música como valses, mazurcas, canciones napolitanas, y otros ritmos llegados de Europa, interpretados con guitarras y violines por bandas y grupos en vivo; en la cocina, los sirvientes y trabajadores se divertían haciendo sus labores con una música hecha con un acordeón, un tambor y una especie de güira que raspaban en no pocos casos con tenedores u otros utensilios de cocina. Al final de las celebraciones, (cuando ya se marchaban las bandas y orquestas, y a petición de los comensales que se mantenían en ellas ávidos de jolgorio y bajo los efectos de bebidas alcohólicas) el personal de la cocina era invitado a pasar a los salones y a los patios para interpretar su música; dando a conocer -de este modo- en la clase alta, la realidad sonora y cantada del proletariado.
La fama de este fenómeno social escalo las propias esferas de la primera magistratura de la nación, cuando Alfonso López Michelsen (Ex-Presidente de Colombia en el período 1974-1978) llego a afirmar en una ocasión que: ''las colitas son el ancestro directo del Vallenato moderno''.
Ya hemos dicho (contrario a lo que muchos creen) que El Vallenato no surgió con la llegada del acordeón a Colombia; instrumento este que piso por vez primera este país sudamericano a finales del siglo XIX, y principios del siglo XX. Si bien nunca hubo allí para aquella época academias, escuelas o conservatorios destinados a mostrar las técnicas para dominar este artefacto; lo cierto es que para esos años ya existía un selecto grupo de acordeonistas o acordeoneros como: José León Carrillo, Abraham Maestre, Cristóbal Lúquez, Agustín Montero, entre otros. Cabe destacar que algunos de ellos fueron antecesores incluso del campesino guajiro que se transformo en leyenda y se inmortalizó en la historia de esta música. Francisco El Hombre.
El Vallenato va más alla de la propia música. Recoge en su esencia un conjunto de vivencias, costumbres e historias de los campesinos que habitaron esa Costa Atlántica Colombiana; por eso se habla del Folclore Vallenato, pues esto trasciende las fronteras de la mera expresión musical para convertirse en un estilo de vida; o si se quiere en una filosofía capaz de estremecer tanto a los campesinos (que vienen a ser los protagonistas de este genero) como a los citadinos que la asumen. La música vallenata comenzó a darse a conocer fuera de su geografía durante los años de 1920 y 1930, en tiempos de auge y desarrollo de la zona bananera del departamento de Magdalena, al sur de Santa Marta. Para esa época las canciones que los nativos interpretaban, eran con guitarras y maracas, quizá rindiendo homenaje a las grandes agrupaciones antillanas, que gozaban de popularidad en amplios sectores y clases sociales.
En las primeras agrupaciones nacientes, los integrantes en no pocos casos pasaban del trío de músicos. El acordeonero hacía las veces de cantante, y se hacía acompañar de un par de percusionistas. Uno de ellos tocaba La Caja, y el otro La Guacharaca.
La Caja, es digamos, la herencia sonora que el África dejo en Colombia. Consiste en un tambor pequeño con cuerpo de madera, tallado en su interior con un parche, que para aquel entonces era de cuero, básicamente de ''Cuero e' Chivo''. Hoy en día este tambor posee un cuerpo bien moldeado, y se usa un parche sintético o de plastico. La Guacharaca vendría a ser lo que la analogía del güiro en el merengue quisqueyano. Se trata de un instrumento cóncavo de fricción de 40 centímetros de largo, hecho de una mata (arbusto) que se conoce con el nombre de ''lata de púas''. Durante su proceso de fabricación artesanal, se le tallan varias ranuras, que al ser frotadas con un trinche especial de metal produce su sonido característico. En la actualidad ha sido remplazado por los de metal, en pos de una mejor sonoridad; sin embargo, en el Festival de Vallenato (del cual ampliaremos más adelante) se exige el de madera.
La Guacharaca es considerado el instrumento autóctono del Vallenato, y es un tributo al legado indígena de esta zona. Debe su nombre a un ave que en la costa atlántica canta en las serranías, y que es ''ave de buen aguero'' para los campesinos. El canto de esta ave se asemeja al sonido producido por este instrumento.
Así; ''El Acordeón Diatónico, La Caja y La Guacharaca'' representan la trilogía instrumental con que se puede ejecutar el Vallenato en su forma más básica y pura.
Ahora bien; la música vallenata no se define solo por su composición instrumental, sino por la ejecución misma de estos instrumentos, y los patrones melódicos que de estos puedan desprenderse; es decir, por la cantidad y calidad de ritmos que estos sean capaz de generar. Ya vimos que El Vallenato resume una serie de estructuras armónicas propias de la costa y de la zona del Caribe Colombiano, lo que resulta imposible reducir toda esta cultura en un solo ritmo definido. Es por esto que dentro del mismo Vallenato se distinguen cuatro (4) aires, o ritmos. Son estos: El Son, El Paseo, El Merengue, y La Puya.
El Son Vallenato tiene un compás de 2 por 4. Es esencialmente un cantar de ancestro mulato, con fuertes ligaduras a la raíz africana, aunque lo indígena no deja de estar presente. Tiene en su interpretación una característica primordial y es el permanente uso del bajo en el acordeón, tanto que en no pocas veces se distingue este más incluso que la propia melodía emitida por los acordeoneros en el teclado. El Son Vallenato es una suerte de crónica en la que el cantor va plasmando sucesos dramáticos que de una forma u otra fueron delineando su personalidad y marcando su existencia. Se atribuye al maestro Francisco ''Pacho'' Rada la creación de este aire.
El Paseo Vallenato tiene en su concepción una interesante paradoja. Si bien su razón de ser tiene el propósito de narrar la historia de un pueblo, y perpetuar sus valores como nación a través del canto; lo cierto es que la palabra utilizada para designar este ritmo, es la más reciente de los demás aires del folklore. Según los interpretes este es el más fácil de tocar, y tiene un compás de cuatro tiempos. Tiene por demás un origen peculiar, debido a que con la llegada del acordeón, cuando se definieron los compases y se perfeccionaron las melodías, se fueron distinguiendo y definiendo los primeros patrones (Son, Merengue y Puya), sin embargo hubo que inferir que entre estos tres, había oculto y algo confuso un cuarto aire, que al liberarlo sería una especie de espíritu de sus predecesores. Sobre El Paseo, habría que apuntar que es un ritmo descendiente del vals, y es el más comercial de los cuatro aires del Vallenato.
En la música en general, el compás de 6 por 8 tiene una peculiaridad, y es que al ser compuesto o ternario, se divide en dos partes y tiene dos acentos. Ese es el compás del Merengue Vallenato; aire este, que precisamente por esa característica es el más complejo y a la vez el más original de todos. El Merengue Vallenato (que no guarda ninguna similitud con el ritmo homónimo de Dominicana) es de procedencia africana, y permite al intérprete hacer gala de sus habilidades y técnicas, asi como de lucirse en una verdadera incontinencia de cadencia y armonía. En no pocas ocasiones su temática tiene connotaciones sensuales y eróticas.
En Valledupar y zonas aledañas, el aire más antiguo era La Puya Indígena. El cual en sus inicios era instrumental, es decir que no llevaba canto. Su sonido consistía en la imitación hecha por el carricero (flautista) de el trinar de algunos pájaros. Este ritmo se bailaba en hileras, llevando cada persona las manos a la altura del pecho y con sus dedos apuntando a quien danzaba adelante, simulando ''puyarlo'' repetidamente. De ahí la razón de ser de su nombre.
Al igual que el Merengue tiene compás de 6 por 8, y tienen ambos los mismos patrones rítmicos y armónicos; la diferencia entre uno y otro radica más bien en la concepción melódica y en la interpretación; ya que El Merengue es extremadamente rítmico, y se caracteriza por los coros, con los que se responde a las estrofas de un cantador. Este aire instrumental, cuando se fusiono con La Puya Negroide que es un género cantado, dio como resultado lo que conocemos como La Puya Vallenata como la sabemos en la actualidad. Existe también un ''baile cantao'', que bien podría considerarse el quinto aire del Vallenato, pero que por otras razones de índole cultural (y hasta musical si se quiere) ha ido lentamente cayendo en extinción hasta distanciarse en su estudio y consideración de los principales ritmos de esta música. Este ''baile cantao'' al que nos referimos, no es otro que La Tambora.
La Tambora es una idiosincrasia del hombre de la rivera del Río Grande de la Magdalena, que vive en la sub región denominada ''Depresión Momposina'', y que comprende municipios tales como Tamalameque, Chimichagua, Chiriguaná, entre otros, en el Departamento del Cesar. Es el ritmo de mayor pureza y contenido. Es un canto responsorial, que tiene textos politemáticos cuyos versos expresan ideas y circunstancias, que a pesar de ser disimiles entre sí, se cuidan de mantener una que permanece constante. En general, estas líricas tienen un carácter satírico, y como ya habíamos anotado es un genero cantado; si bien todavía existen tamboras estrictamente instrumentales.
Podría decirse que en el ritmo de La Tambora, se refleja más que en ningún otro de la región, la conformación triétnica (blanco, indio y negro) y el mestizaje que afecto tanto a Colombia, como a otros paises de Sudamérica. Se toca con un juego de tambores (denominados El Currulao, El Guache y La Tambora) fabricados por artesanos de la depresión momposina. En su forma tradicional consta a su vez de cuatro aires que son: La Tambora Tambora, La Guacherna, El Chandé, y El Berroche. Como ejemplo del primero tenemos ''La Candela Viva'' de Alejandro Durán; como muestra del segundo esta ''La Zaragozana''; y de los dos últimos ''Vamos a bailar chandé'' y ''El Negro'', respectivamente.
El Folclore Vallenato -ya lo hemos dicho- es toda una cultura que se nutre de múltiples expresiones y formas que van más allá de la propia música. En su concepción social por ejemplo, se vale de la ''competencia amistosa'', como medio para hacerla llamativa y entretenida. Con alta dosis de picardia, y sentido del humor, estas competencias sin duda alguna, le otorgan más color y sabor a esta cultura. Como ejemplo de estas dinámicas dentro de esta expresión, tenemos el fenómeno de las piquerias.
La Piqueria es un enfrentamiento verbal a través del canto realizado entre dos o más personas. Una disputa en la que el ''arma'' de los participantes, no es otra que su inteligencia, y su natural habilidad para improvisar cuartetos o décimas, que saluden las supuestas o reales virtudes de quien las interprete, y de paso atacar hasta el punto de ridiculizar al adversario.
Anteriormente las piquerias eran duelos entre acordeoneros, donde el publico calificaba con aplausos a quien alcanzara una mejor ejecución en su instrumento, y declaraba como vencedor de la contienda al músico que valiéndose de versos hirientes, burlones y hasta sarcásticos se mofara de los defectos fisicos o morales de su contrincante.
''Acordáte Moralito de aquel día,
La fama de este fenómeno social escalo las propias esferas de la primera magistratura de la nación, cuando Alfonso López Michelsen (Ex-Presidente de Colombia en el período 1974-1978) llego a afirmar en una ocasión que: ''las colitas son el ancestro directo del Vallenato moderno''.
Ya hemos dicho (contrario a lo que muchos creen) que El Vallenato no surgió con la llegada del acordeón a Colombia; instrumento este que piso por vez primera este país sudamericano a finales del siglo XIX, y principios del siglo XX. Si bien nunca hubo allí para aquella época academias, escuelas o conservatorios destinados a mostrar las técnicas para dominar este artefacto; lo cierto es que para esos años ya existía un selecto grupo de acordeonistas o acordeoneros como: José León Carrillo, Abraham Maestre, Cristóbal Lúquez, Agustín Montero, entre otros. Cabe destacar que algunos de ellos fueron antecesores incluso del campesino guajiro que se transformo en leyenda y se inmortalizó en la historia de esta música. Francisco El Hombre.
El Vallenato va más alla de la propia música. Recoge en su esencia un conjunto de vivencias, costumbres e historias de los campesinos que habitaron esa Costa Atlántica Colombiana; por eso se habla del Folclore Vallenato, pues esto trasciende las fronteras de la mera expresión musical para convertirse en un estilo de vida; o si se quiere en una filosofía capaz de estremecer tanto a los campesinos (que vienen a ser los protagonistas de este genero) como a los citadinos que la asumen. La música vallenata comenzó a darse a conocer fuera de su geografía durante los años de 1920 y 1930, en tiempos de auge y desarrollo de la zona bananera del departamento de Magdalena, al sur de Santa Marta. Para esa época las canciones que los nativos interpretaban, eran con guitarras y maracas, quizá rindiendo homenaje a las grandes agrupaciones antillanas, que gozaban de popularidad en amplios sectores y clases sociales.
En las primeras agrupaciones nacientes, los integrantes en no pocos casos pasaban del trío de músicos. El acordeonero hacía las veces de cantante, y se hacía acompañar de un par de percusionistas. Uno de ellos tocaba La Caja, y el otro La Guacharaca.
La Caja, es digamos, la herencia sonora que el África dejo en Colombia. Consiste en un tambor pequeño con cuerpo de madera, tallado en su interior con un parche, que para aquel entonces era de cuero, básicamente de ''Cuero e' Chivo''. Hoy en día este tambor posee un cuerpo bien moldeado, y se usa un parche sintético o de plastico. La Guacharaca vendría a ser lo que la analogía del güiro en el merengue quisqueyano. Se trata de un instrumento cóncavo de fricción de 40 centímetros de largo, hecho de una mata (arbusto) que se conoce con el nombre de ''lata de púas''. Durante su proceso de fabricación artesanal, se le tallan varias ranuras, que al ser frotadas con un trinche especial de metal produce su sonido característico. En la actualidad ha sido remplazado por los de metal, en pos de una mejor sonoridad; sin embargo, en el Festival de Vallenato (del cual ampliaremos más adelante) se exige el de madera.
La Guacharaca es considerado el instrumento autóctono del Vallenato, y es un tributo al legado indígena de esta zona. Debe su nombre a un ave que en la costa atlántica canta en las serranías, y que es ''ave de buen aguero'' para los campesinos. El canto de esta ave se asemeja al sonido producido por este instrumento.
Así; ''El Acordeón Diatónico, La Caja y La Guacharaca'' representan la trilogía instrumental con que se puede ejecutar el Vallenato en su forma más básica y pura.
Ahora bien; la música vallenata no se define solo por su composición instrumental, sino por la ejecución misma de estos instrumentos, y los patrones melódicos que de estos puedan desprenderse; es decir, por la cantidad y calidad de ritmos que estos sean capaz de generar. Ya vimos que El Vallenato resume una serie de estructuras armónicas propias de la costa y de la zona del Caribe Colombiano, lo que resulta imposible reducir toda esta cultura en un solo ritmo definido. Es por esto que dentro del mismo Vallenato se distinguen cuatro (4) aires, o ritmos. Son estos: El Son, El Paseo, El Merengue, y La Puya.
El Son Vallenato tiene un compás de 2 por 4. Es esencialmente un cantar de ancestro mulato, con fuertes ligaduras a la raíz africana, aunque lo indígena no deja de estar presente. Tiene en su interpretación una característica primordial y es el permanente uso del bajo en el acordeón, tanto que en no pocas veces se distingue este más incluso que la propia melodía emitida por los acordeoneros en el teclado. El Son Vallenato es una suerte de crónica en la que el cantor va plasmando sucesos dramáticos que de una forma u otra fueron delineando su personalidad y marcando su existencia. Se atribuye al maestro Francisco ''Pacho'' Rada la creación de este aire.
El Paseo Vallenato tiene en su concepción una interesante paradoja. Si bien su razón de ser tiene el propósito de narrar la historia de un pueblo, y perpetuar sus valores como nación a través del canto; lo cierto es que la palabra utilizada para designar este ritmo, es la más reciente de los demás aires del folklore. Según los interpretes este es el más fácil de tocar, y tiene un compás de cuatro tiempos. Tiene por demás un origen peculiar, debido a que con la llegada del acordeón, cuando se definieron los compases y se perfeccionaron las melodías, se fueron distinguiendo y definiendo los primeros patrones (Son, Merengue y Puya), sin embargo hubo que inferir que entre estos tres, había oculto y algo confuso un cuarto aire, que al liberarlo sería una especie de espíritu de sus predecesores. Sobre El Paseo, habría que apuntar que es un ritmo descendiente del vals, y es el más comercial de los cuatro aires del Vallenato.
En la música en general, el compás de 6 por 8 tiene una peculiaridad, y es que al ser compuesto o ternario, se divide en dos partes y tiene dos acentos. Ese es el compás del Merengue Vallenato; aire este, que precisamente por esa característica es el más complejo y a la vez el más original de todos. El Merengue Vallenato (que no guarda ninguna similitud con el ritmo homónimo de Dominicana) es de procedencia africana, y permite al intérprete hacer gala de sus habilidades y técnicas, asi como de lucirse en una verdadera incontinencia de cadencia y armonía. En no pocas ocasiones su temática tiene connotaciones sensuales y eróticas.
En Valledupar y zonas aledañas, el aire más antiguo era La Puya Indígena. El cual en sus inicios era instrumental, es decir que no llevaba canto. Su sonido consistía en la imitación hecha por el carricero (flautista) de el trinar de algunos pájaros. Este ritmo se bailaba en hileras, llevando cada persona las manos a la altura del pecho y con sus dedos apuntando a quien danzaba adelante, simulando ''puyarlo'' repetidamente. De ahí la razón de ser de su nombre.
Al igual que el Merengue tiene compás de 6 por 8, y tienen ambos los mismos patrones rítmicos y armónicos; la diferencia entre uno y otro radica más bien en la concepción melódica y en la interpretación; ya que El Merengue es extremadamente rítmico, y se caracteriza por los coros, con los que se responde a las estrofas de un cantador. Este aire instrumental, cuando se fusiono con La Puya Negroide que es un género cantado, dio como resultado lo que conocemos como La Puya Vallenata como la sabemos en la actualidad. Existe también un ''baile cantao'', que bien podría considerarse el quinto aire del Vallenato, pero que por otras razones de índole cultural (y hasta musical si se quiere) ha ido lentamente cayendo en extinción hasta distanciarse en su estudio y consideración de los principales ritmos de esta música. Este ''baile cantao'' al que nos referimos, no es otro que La Tambora.
La Tambora es una idiosincrasia del hombre de la rivera del Río Grande de la Magdalena, que vive en la sub región denominada ''Depresión Momposina'', y que comprende municipios tales como Tamalameque, Chimichagua, Chiriguaná, entre otros, en el Departamento del Cesar. Es el ritmo de mayor pureza y contenido. Es un canto responsorial, que tiene textos politemáticos cuyos versos expresan ideas y circunstancias, que a pesar de ser disimiles entre sí, se cuidan de mantener una que permanece constante. En general, estas líricas tienen un carácter satírico, y como ya habíamos anotado es un genero cantado; si bien todavía existen tamboras estrictamente instrumentales.
Podría decirse que en el ritmo de La Tambora, se refleja más que en ningún otro de la región, la conformación triétnica (blanco, indio y negro) y el mestizaje que afecto tanto a Colombia, como a otros paises de Sudamérica. Se toca con un juego de tambores (denominados El Currulao, El Guache y La Tambora) fabricados por artesanos de la depresión momposina. En su forma tradicional consta a su vez de cuatro aires que son: La Tambora Tambora, La Guacherna, El Chandé, y El Berroche. Como ejemplo del primero tenemos ''La Candela Viva'' de Alejandro Durán; como muestra del segundo esta ''La Zaragozana''; y de los dos últimos ''Vamos a bailar chandé'' y ''El Negro'', respectivamente.
El Folclore Vallenato -ya lo hemos dicho- es toda una cultura que se nutre de múltiples expresiones y formas que van más allá de la propia música. En su concepción social por ejemplo, se vale de la ''competencia amistosa'', como medio para hacerla llamativa y entretenida. Con alta dosis de picardia, y sentido del humor, estas competencias sin duda alguna, le otorgan más color y sabor a esta cultura. Como ejemplo de estas dinámicas dentro de esta expresión, tenemos el fenómeno de las piquerias.
La Piqueria es un enfrentamiento verbal a través del canto realizado entre dos o más personas. Una disputa en la que el ''arma'' de los participantes, no es otra que su inteligencia, y su natural habilidad para improvisar cuartetos o décimas, que saluden las supuestas o reales virtudes de quien las interprete, y de paso atacar hasta el punto de ridiculizar al adversario.
Anteriormente las piquerias eran duelos entre acordeoneros, donde el publico calificaba con aplausos a quien alcanzara una mejor ejecución en su instrumento, y declaraba como vencedor de la contienda al músico que valiéndose de versos hirientes, burlones y hasta sarcásticos se mofara de los defectos fisicos o morales de su contrincante.
''Acordáte Moralito de aquel día,
que estuviste en Urumita
y no quisiste hacer parranda.
Te fuiste de mañanita!
Sería de la misma rabia!.
En mis notas soy extenso!
A mi nadie me corrije!
para tocar con Lorenzo
mañana sábado día e' la virgen!.
Me lleva el o me lo llevo yo
pa' que se acabe la vaina
Ay! Morales a mi no me lleva,
porque no me da la gana!
Moralito a mi no me lleva,
porque no me da la gana!...''
Estos versos de ''La Gota Fría'' de Emiliano Zuleta Baquero, representan la tradición de la piqueria más reconocida y comentada en y fuera de las fronteras colombianas. El contrincante (Moralito) a quien se alude aquí, es al famoso acordeonero y compositor Lorenzo Morales; y ambos son figuras representativas de una corriente del genero como veremos más adelante. Analizando con detalle estas lineas, vemos entonces que se trata de un desafio musico-vocal; y es tanta la pasión que esta costumbre alcanza entre los músicos vallenatos, que hasta se originan incluso ''a distancia'', donde se envía un mensaje escrito o que llega de boca en boca, quedando establecida la fecha, lugar y hora de la contienda; generando así harto interés en el publico que sigue estos enfrentamientos. Estas rivalidades producen una controversia que sobrepasa los limites de la propia música pasando a un plano personal. Si seguimos analizando este clásico compuesto en 1938, vemos una prueba de ello; aquí ''el viejo Mile'' (como se le conoce en Colombia a Emiliano Zuleta) le continua ripostando a su adversario:
''Que cultura, que cultura va a tener
un indio yumeca como Lorenzo Morales?
Que cultura va a tener,
si nació en los Cardonales?
Morales mienta a mi mama,
solamente pa' ofender;
Para que el también se ofenda,
ahora le miento la de él.
Moralito, Moralito se creía,
que quizás, que quizás me iba a ganar.
Y cuando me oyó tocar,
le cayó la gota fría.
Ay, al cabo e' la compartía,
el tiro le salio mal...''
Si bien en ''Rumores'' Lorenzo Morales logro defender su honor de este ataque que le hiciera Zuleta Baquero, lo cierto es que jamas alcanzo el nivel de arraigo y popularidad de esta ''Gota Fría''; canción que fuera interpretada y grabada a mediados de los años 40 por Guillermo Buitrago bajo el título de ''Que Criterio'', y que -como veremos más adelante- en los años 90 fue vuelta a grabar con patrones de sonidos modernos e incluida en una producción que se volvió internacional por un cantante que la inmortalizó e hizo de esta su mayor éxito.
Esta tradición de rivalidad es tan antigua como la expresión misma. Recordemos el insólito enfrentamiento en que la mitología popular colombiana aseguraba que tuvo Francisco el Hombre con Lucifer, frente a quien iba perdiendo, y a quien solo pudo vencer cuando interpretó ''el Credo al revés''. Además de la de Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales, la historia del Folklore recoge otras legendarias e históricas piquerias como las de:
Rugero Suárez y Enrique Díaz, Victor Silva y Octavio Mendoza, y Francisco Moscote Guerra (el mismo Francisco el Hombre) con Abraham Maestre. Existen otras más recientes, y gracias a la tecnología moderna más vistas y difundidas como la de Diomedes Días e Ivan Zuleta.
Hablemos ahora de los exponentes de este genero, y de sus obras trascendentales dentro de esta música. Ya arriba citamos los nombres de algunos acordeoneros y trovadores que se hicieron notar con su talento en la ejecución de su instrumento; hagamos mención ahora de la figura del cantador Vallenato tradicional.
En completa sintonia con el pueblo, las características de un cantador de Vallenato tradicional la completan el hecho de que debe de ser un hombre sencillo, llano, espontáneo y digno del Folklore. Debe tener dominio del refranero popular, brindar al publico chistes regionales; debe dejar en sus interpretaciones todo el sentimiento que transmitan las letras de la canción, y por ultimo y más importante, debe de ser consciente de su rol de embajador de la identidad cultural colombiana.
Recordemos que en los inicios de esta música, el acordeonero hacía las veces de cantante, dando paso luego dentro del organigrama vallenato a la membresía del cantador. Entre los primeros cantores vallenatos figuran: Luis Pitre, Fortunato Peñaranda, Chico Bolaños, Eusebio Zequeira, Francisco Rada, Fortunato Fernández, Chico Sarmiento, Fulgencio Martinez, Ramon Zuleta, El negro Ayala, Juan Muñoz, Carlos Araque y Juancito López. Llegados a este punto, es propicio hacer notar el escenario por excelencia de esta expresión. El Festival de la Leyenda Vallenata.
El Festival de la Leyenda Vallenata es la gran fiesta de la cultura popular, que se celebra en Valledupar, a finales del mes de Abril (específicamente del 26 al 30) o en su defecto por otra fecha fijada de antemano por sus organizadores. Este evento se define como un certamen que trabaja en favor de la difusión de la tradición folclórica y popular conocida como Música Vallenata en sus cuatro aires: Paseo, Merengue, Puya y Son.
Fue creado en 1968 por Alfonso López Michelsen, Consuelo Araújo Noguera y Rafael Escalona Martínez; resultando electo (en esa edición inaugural) Alejandro Durán como ''Primer Rey Vallenato''.
Alejo Durán ''El Rey Negro del Acordeón'', nació un 9 de Febrero de 1919 en la tropical tierra del Departamento del Cesar. La vena artística y musical la heredo sin duda de sus parientes más íntimos. Su padre Náfer Donato Durán fue acordeonero, su madre Juana Francisca Díaz era cantante de Tamboras, y su abuelo Juan Bautista Durán se destaco como un gaitero de mucho renombre. Aprendió a sacarle notas y melodías al acordeón gracias a las instrucciones de los maestros Octavio Mendoza ''El Negro Mendo'', y
Víctor Julio Silva.
En 1943 creó y dio a conocer su primera obra ''Las Cosas'', con la cual comenzó a consolidarse su popularidad, la misma que junto a su gran talento lo llevo el día 30 de Abril de 1968 a consagrarse como el ganador del festival que mencionamos arriba, y a su histórica elección de ''Primer Rey'' de esta música. En su obra creativa, siempre se pudo notar un gran sentimiento de admiración hacía la figura femenina. Ejemplo de ello lo representan composiciones suyas como ''Entusiasmo a las Mujeres'' (1949), e interpretaciones de otros compositores que grabó con éxito, como el Paseo ''Alicia Adorada'' de Juancho Polo.
''Como Dios en la Tierra no tiene amigos,
como no tiene amigo' anda en el Aire!
Tanto le pido y le pido ay ombe!
Siempre me manda a mi male!
Pobre mi Alicia 'licia dorada.
yo te recuerdo en todas mis parrandas.
Alla en Flores de María
Donde to' el mundo me quiere
Yo reparo a las mujere' ay ombe!
y no veo a'licia la mia!
Donde to' el mundo me quiere
Alicia murió solita...
Donde quiera que uno muera ay ombe!
To'as las tierras son benditas...''
''El Negro Alejo'' quien cultivo todos los ritmos vallenatos, La Puya (''Mi Pedazo de Acordeón''), El Paseo (''La Cachucha Bacana''), El Son (''Fidelina''), El Merengue (''Maruja''), y La Tambora (''La Candela Viva'') murió el 15 de noviembre de 1989 en la ciudad de Montería, capital del departamento de Córdoba, pero su figura y su imagen quedaron inmortalizadas por siempre en la historia del acervo cultural de toda Colombia.
Dentro de este Folklore pueden distinguirse también ciertas modalidades o corrientes, y estas a su vez poseen sus creadores o propulsores. Veamos: El Vallenato Costumbrista por ejemplo, descansa sobre los hombros de dos grandes juglares de esta música que ya mencionamos en párrafos anteriores. Emiliano Zuleta Baquero (padre de los hermanos Zuleta, -Poncho y Emilianito) y Lorenzo Morales.
El Vallenato descriptivo contó con creadores como Rafael Escalona y Leandro Díaz. El primero (además de compositor) fue un notable pintor y novelista colombiano; autor de los clásicos ''Jaime Molina'' y ''La Casa en el Aire'', y el segundo, Don Leandro Díaz; a pesar de ser 'No Vidente' de nacimiento, le ha escrito a la Naturaleza y al Amor con profunda pasión y sentimiento. Una buena muestra de su vital obra, lo es su composición ''Matilde Lina''.
Un mediodía que estuve pensando
en la mujer que me hacía soñar.
Las aguas claras del Río Tocaimo
me dieron fuerzas para cantar.
Llegó de pronto a mi pensamiento
esa bella melodía,
y como nada tenía,
la aproveche en el momento.
Este paseo es de Leandro Díaz,
pero parece de Emilianito.
Tiene los versos muy chiquiticos,
y bajitícos de melodía.
Tiene una nota muy recogida
que no parece hecho mío;
era que estaba en el río,
pensando en Matilde Lina...''
Más tarde surge el Vallenato Romántico; estilo que impuso primero Tobías Enrique Pumarejo, y que luego le siguiera los pasos Gustavo Gutierrez Cabello, quien logro popularizarlo, y a quien se conoce en la actualidad como su precursor.
Otro gran exponente de este estilo de Vallenato sentimental, lo es el buen letrista ido a destiempo Freddy Molina. En ''Amor Sensible'' puede notarse sin más la hermosa sencillez de su pluma:
''Tanto te quiero que pienso
sin saber lo que he pensado.
Nos acariciamos y luego
solo sé que yo te amo!
Es un Amor que nació profundo
limpio como se ve la Nevada.
De misterio esta lleno el Mundo;
no sé que sentirá tu alma.
Será sensible como el silencio
que domina la montaña...''
La Mujer es una eterna fuente de inspiración en los compositores vallenatos. Del mismo modo, el Amor por su región, es otro de los factores que siempre tienen en mente estos escribidores al momento de la composición. Con no poca frecuencia recurren al río, a la sierra, a la montaña; y hasta al desierto, para allí en medio de todas esas bellezas naturales, encontrar el escenario perfecto que sus musas les dictan. Y aquí el autor de este ''Amor Sensible'' (hombre que encontró la muerte súbita a la pronta edad de 27 años) continúa diciendo:
''Freddy Molina te quiere!
Eres mi duda esperanza!
Cuando el Guatapurí se crece
al sentir mi pasión se calma.
Es un río que nace en la Nevada
que en todo el Cesar fuerte se siente.
Pero mi gran pasión le iguala
el ímpetu de su torrente.
Si no me miras el propio cielo
siente pena y se entristece!
En Valle de Upar yo canto
versos de mi inspiración.
Si algún día sufro un desengaño,
me voy lejos de esta región...''
Dentro de la onda tradicional de esta expresión folclórica colombiana están: Andrés Landero (virtuoso acordeonero sobre quien el Profesor de Filosofía sanjacintero Numas Armando Gil expreso: ''El más parecido a Francisco El Hombre''; gran músico que tocaba lo mismo Porros, que Cumbias; Chandés que Pajaritos en su intrumento), Alejandro Durán, el gran ''Rey Alejo'', compositor del clásico ''Altos del Rosario'', Calixto Ochoa autor de ''El Africano'', Juan Polo Valencia, Ovidio Granado, mejor conocido como el ''viejo Villo", el Chiche Guerra, Naffer Durán, Julio De la Ossa, y Lisandro Meza, entre otros.
Y así llegamos al Vallenato Moderno; corriente esta que tiene varios exponentes. Se dice que los precursores de esta modalidad fueron Nicolás Bolaños y Armando Zabaleta; sin embargo se reconoce en Alfredo Gutierrez Vital, el gran vanguardista e innovador de este genero.
Nacido el 17 de Abril de 1943 en Sabanas de Beltrán en el Departamento de Sucre; Gutierrez Vital es un gran acordeonero que vocaliza canciones (tanto suyas como de otros compositores) con mucha cadencia y sabor. Ha sido Rey Vallenato en tres ocasiones (1974, 1978 y 1986) y tuvo la acertada osadía de introducir instrumentos en la música vallenata para hacerla más bailable y por ende más comercial. Entre sus composiciones se encuentran la alegre ''Festival en Guarare'', ''Ay Elena'', ''Capullito de Rosa'', entre otras.
El 7 de Agosto de 1961 nació en la ciudad de Santa Marta, capital del departamento de Magdalena, Carlos Alberto Vives Restrepo, quien con el correr del tiempo se convertiría en una figura de primera línea en cuanto a la ''internacionalización'' del Vallenato se refiere. Inicialmente orientado al genero Rock, este cantante y actor recibió en 1991 una oferta para representar en una telenovela al compositor Rafael Escalona. Este hecho, quizá tuvo mucho que ver con su decisión de reorientar su carrera musical hacia el Vallenato; aunque manteniendo interesantes fusiones con el Rock y el Pop.
Funda entonces una banda llamada ''La Provincia'', y presento en el 1993 el álbum ''Clásicos de La Provincia'', producción esta, donde con un sonido moderno y novedoso presenta viejos y conocidos temas del pentagrama musical del caribe colombiano, logrando proyectar los ritmos del Folklore Vallenato a escala continental, y hasta mundial. Así, en esta producción, el tema ''La Gota Fría'' de Emiliano Zuleta recorre prácticamente todo el continente, y llega hasta Europa, donde cantantes de renombre como Julio Iglesias deciden grabarla e incluirla en sus repertorios. Carlos Vives, hay que decirlo, es pues el gancho definitivo de que se vale esta música para pasearse por varios escenarios del planeta, y para convertirse (en esa decada de los noventa) en un género de gran rentabilidad comercial.
La puerta que abriera Carlos Vives y su música, fue lo suficientemente ancha para que entraran también Los Embajadores Vallenatos, quienes ya desde el sugestivo nombre, tenían muy claro lo que buscaban. Estos lograron imponer su ''Santo Cachón'' en todo el continente logrando buenas cifras de venta, y consolidando aún más este ritmo. Dentro de esta corriente modernista, se destacan también: Diomedes Díaz, gran cantautor e interprete de exitos como ''Amarte más no pude'', ''Tú eres la Reina'' y muchos otros, Jorge Oñate, ''El Jilguero de América'', Ivan Villazón, Silvestre Dangónd, ''La Colegiala'', Peter Manjarrés, Integrante de 'La Nueva Ola del Vallenato', e interprete de ''Es mejor no querer tanto'', Pepito Gutiérrez, Ricardo Maestre, 'El Rey del Son' quien popularizó ''Pena y Dolor'', Ernesto Mendoza, interprete de ''La Tengo'', Los Betos (Alberto Zabaleta y Alberto Villa), y Binomio de Oro, grupo fundado en 1976 por Israel Romero y Rafael Orozco, que en su álbum debut lograron colocar tres exitos: ''La Gustadera'', ''Momentos de Amor'' y ''La Creciente''.
Actualmente Los Diablitos, Los Gigantes, Los Inquietos, y Los Hijos de Diomedes (Diomedes Dionisio y Rafael Santos son algunos de los representantes en los que se cifran no pocas esperanzas para que garanticen la expansión de esta música a nivel intenacional.
Cuando resaltamos el nacimiento de El Festival de la Leyenda Vallenata; surgió entre los creadores y fundadores de este evento, el nombre de una mujer que sin dudas hizo mucho por impulsar la cultura no solo de la música vallenata, sino de otras expresiones culturales de la costa caribe colombiana. Nos referimos a Consuelo Araújo Noguera.
Conocida con el seudónimo de ''La Cacica'' (1 de Agosto de 1940 en Valledupar,Cesar - fallecida el 29 de Septiembre de 2001 en La Mina, Cesar) Consuelo Araújo fue una escritora y gestora cultural, que mantuvo durante 22 años su reconocida columna titulada ''La Carta Vallenata'', un espacio de opinión pública en el reconocido rotativo colombiano ''El Espectador''.
Las circunstancias en que se da la muerte de esta gran activista de la cultura así como sus posiciones políticas, escapan al sentido y la razón de ser de este libro. Solo nos ocupa, su legado como propulsora y fiel defensora del Folklore Vallenato, y entendimos que ella, por ese aporte social, tiene un lugar más que asegurado entre las páginas de esta obra.
Solo nos resta hacer breve mención de unos cuantos nombres que consideramos vitales para la culminación de este trabajo. Uno de ellos es el gran acordeonero, y compositor Egidio Cuadrado.
A Egidio se le considera el más fiel intérprete de la música del maestro Escalona; y precisamente esta condición lo ubico al lado de Carlos Vives en los inicios de este último en esta música vallenata, logrando alcanzar esos rotundos éxitos internacionales.
Electo ''Rey Vallenato'' en la edición numero 18 del famoso festival en 1985, Cuadrado es un gran músico con estilo propio, y que domina a la perfección los cuatro aires o ritmos del Folklore. Ya son consideradas como clásicos sus interpretaciones del Son ''Amparito'', del Paseo ''Rosa María'', y de la Puya ''Puya Puya'', siendo esta última una pieza de su autoría.
Los otros dos nombres que queremos resaltar dentro de estos parrafos son: Abel Antonio Villa, y Luis Enrique Martinez. Al primero se le adjudica ser el responsable de llevar por vez primera un acordeón a la grabación de música comercial vallenata, por eso se le reconoció con el distintivo nombre de ''Padre del Acordeón''.
El segundo sacó al Vallenato de su ejecución monorítmica, y la lleno de notas alegres, brillantes y armónicas, creando la innovación que dividió en dos la evolución de esta música: por un lado digitación de agilidad pasmosa en el teclado, y por el otro ejecución musical engalanada; aportes estos que le ganaron a Don Luis Enrique Martinez el seudónimo de ''El Pollo Vallenato''.
Asi las cosas, esta expresión musical que antes solía llamarse como: ''Paseos Provincianos'' o ''Sones Magdalenenses'', fue abriendo surcos hasta convertirse en toda una manifestación cultural de Colombia y de Latinoamérica. Lo amantes de este Folklore -nacido en el ámbito rural y campesino del valle de los ríos Cesar y Ranchería- saben muy bien que como todo genero debe evolucionar, sin embargo, su principal reto consiste en expandir su alcance sin perder su raíz eminentemente bucólica y campestre.
Esta expresión ha recibido muchos elogios y homenajes, siendo quizá el más humilde de ellos el de el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, cuando refiriéndose a su novela (que esta considerada una Obra Maestra de la Literatura Hispanoamericana y Universal) ''Cien Años de Soledad '' exclamo al describirla:
''Es un Vallenato de 350 páginas! ''
El Aprendiz
''Que cultura, que cultura va a tener
un indio yumeca como Lorenzo Morales?
Que cultura va a tener,
si nació en los Cardonales?
Morales mienta a mi mama,
solamente pa' ofender;
Para que el también se ofenda,
ahora le miento la de él.
Moralito, Moralito se creía,
que quizás, que quizás me iba a ganar.
Y cuando me oyó tocar,
le cayó la gota fría.
Ay, al cabo e' la compartía,
el tiro le salio mal...''
Si bien en ''Rumores'' Lorenzo Morales logro defender su honor de este ataque que le hiciera Zuleta Baquero, lo cierto es que jamas alcanzo el nivel de arraigo y popularidad de esta ''Gota Fría''; canción que fuera interpretada y grabada a mediados de los años 40 por Guillermo Buitrago bajo el título de ''Que Criterio'', y que -como veremos más adelante- en los años 90 fue vuelta a grabar con patrones de sonidos modernos e incluida en una producción que se volvió internacional por un cantante que la inmortalizó e hizo de esta su mayor éxito.
Esta tradición de rivalidad es tan antigua como la expresión misma. Recordemos el insólito enfrentamiento en que la mitología popular colombiana aseguraba que tuvo Francisco el Hombre con Lucifer, frente a quien iba perdiendo, y a quien solo pudo vencer cuando interpretó ''el Credo al revés''. Además de la de Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales, la historia del Folklore recoge otras legendarias e históricas piquerias como las de:
Rugero Suárez y Enrique Díaz, Victor Silva y Octavio Mendoza, y Francisco Moscote Guerra (el mismo Francisco el Hombre) con Abraham Maestre. Existen otras más recientes, y gracias a la tecnología moderna más vistas y difundidas como la de Diomedes Días e Ivan Zuleta.
Hablemos ahora de los exponentes de este genero, y de sus obras trascendentales dentro de esta música. Ya arriba citamos los nombres de algunos acordeoneros y trovadores que se hicieron notar con su talento en la ejecución de su instrumento; hagamos mención ahora de la figura del cantador Vallenato tradicional.
En completa sintonia con el pueblo, las características de un cantador de Vallenato tradicional la completan el hecho de que debe de ser un hombre sencillo, llano, espontáneo y digno del Folklore. Debe tener dominio del refranero popular, brindar al publico chistes regionales; debe dejar en sus interpretaciones todo el sentimiento que transmitan las letras de la canción, y por ultimo y más importante, debe de ser consciente de su rol de embajador de la identidad cultural colombiana.
Recordemos que en los inicios de esta música, el acordeonero hacía las veces de cantante, dando paso luego dentro del organigrama vallenato a la membresía del cantador. Entre los primeros cantores vallenatos figuran: Luis Pitre, Fortunato Peñaranda, Chico Bolaños, Eusebio Zequeira, Francisco Rada, Fortunato Fernández, Chico Sarmiento, Fulgencio Martinez, Ramon Zuleta, El negro Ayala, Juan Muñoz, Carlos Araque y Juancito López. Llegados a este punto, es propicio hacer notar el escenario por excelencia de esta expresión. El Festival de la Leyenda Vallenata.
El Festival de la Leyenda Vallenata es la gran fiesta de la cultura popular, que se celebra en Valledupar, a finales del mes de Abril (específicamente del 26 al 30) o en su defecto por otra fecha fijada de antemano por sus organizadores. Este evento se define como un certamen que trabaja en favor de la difusión de la tradición folclórica y popular conocida como Música Vallenata en sus cuatro aires: Paseo, Merengue, Puya y Son.
Fue creado en 1968 por Alfonso López Michelsen, Consuelo Araújo Noguera y Rafael Escalona Martínez; resultando electo (en esa edición inaugural) Alejandro Durán como ''Primer Rey Vallenato''.
Alejo Durán ''El Rey Negro del Acordeón'', nació un 9 de Febrero de 1919 en la tropical tierra del Departamento del Cesar. La vena artística y musical la heredo sin duda de sus parientes más íntimos. Su padre Náfer Donato Durán fue acordeonero, su madre Juana Francisca Díaz era cantante de Tamboras, y su abuelo Juan Bautista Durán se destaco como un gaitero de mucho renombre. Aprendió a sacarle notas y melodías al acordeón gracias a las instrucciones de los maestros Octavio Mendoza ''El Negro Mendo'', y
Víctor Julio Silva.
En 1943 creó y dio a conocer su primera obra ''Las Cosas'', con la cual comenzó a consolidarse su popularidad, la misma que junto a su gran talento lo llevo el día 30 de Abril de 1968 a consagrarse como el ganador del festival que mencionamos arriba, y a su histórica elección de ''Primer Rey'' de esta música. En su obra creativa, siempre se pudo notar un gran sentimiento de admiración hacía la figura femenina. Ejemplo de ello lo representan composiciones suyas como ''Entusiasmo a las Mujeres'' (1949), e interpretaciones de otros compositores que grabó con éxito, como el Paseo ''Alicia Adorada'' de Juancho Polo.
''Como Dios en la Tierra no tiene amigos,
como no tiene amigo' anda en el Aire!
Tanto le pido y le pido ay ombe!
Siempre me manda a mi male!
Pobre mi Alicia 'licia dorada.
yo te recuerdo en todas mis parrandas.
Alla en Flores de María
Donde to' el mundo me quiere
Yo reparo a las mujere' ay ombe!
y no veo a'licia la mia!
Donde to' el mundo me quiere
Alicia murió solita...
Donde quiera que uno muera ay ombe!
To'as las tierras son benditas...''
''El Negro Alejo'' quien cultivo todos los ritmos vallenatos, La Puya (''Mi Pedazo de Acordeón''), El Paseo (''La Cachucha Bacana''), El Son (''Fidelina''), El Merengue (''Maruja''), y La Tambora (''La Candela Viva'') murió el 15 de noviembre de 1989 en la ciudad de Montería, capital del departamento de Córdoba, pero su figura y su imagen quedaron inmortalizadas por siempre en la historia del acervo cultural de toda Colombia.
Dentro de este Folklore pueden distinguirse también ciertas modalidades o corrientes, y estas a su vez poseen sus creadores o propulsores. Veamos: El Vallenato Costumbrista por ejemplo, descansa sobre los hombros de dos grandes juglares de esta música que ya mencionamos en párrafos anteriores. Emiliano Zuleta Baquero (padre de los hermanos Zuleta, -Poncho y Emilianito) y Lorenzo Morales.
El Vallenato descriptivo contó con creadores como Rafael Escalona y Leandro Díaz. El primero (además de compositor) fue un notable pintor y novelista colombiano; autor de los clásicos ''Jaime Molina'' y ''La Casa en el Aire'', y el segundo, Don Leandro Díaz; a pesar de ser 'No Vidente' de nacimiento, le ha escrito a la Naturaleza y al Amor con profunda pasión y sentimiento. Una buena muestra de su vital obra, lo es su composición ''Matilde Lina''.
Un mediodía que estuve pensando
en la mujer que me hacía soñar.
Las aguas claras del Río Tocaimo
me dieron fuerzas para cantar.
Llegó de pronto a mi pensamiento
esa bella melodía,
y como nada tenía,
la aproveche en el momento.
Este paseo es de Leandro Díaz,
pero parece de Emilianito.
Tiene los versos muy chiquiticos,
y bajitícos de melodía.
Tiene una nota muy recogida
que no parece hecho mío;
era que estaba en el río,
pensando en Matilde Lina...''
Más tarde surge el Vallenato Romántico; estilo que impuso primero Tobías Enrique Pumarejo, y que luego le siguiera los pasos Gustavo Gutierrez Cabello, quien logro popularizarlo, y a quien se conoce en la actualidad como su precursor.
Otro gran exponente de este estilo de Vallenato sentimental, lo es el buen letrista ido a destiempo Freddy Molina. En ''Amor Sensible'' puede notarse sin más la hermosa sencillez de su pluma:
''Tanto te quiero que pienso
sin saber lo que he pensado.
Nos acariciamos y luego
solo sé que yo te amo!
Es un Amor que nació profundo
limpio como se ve la Nevada.
De misterio esta lleno el Mundo;
no sé que sentirá tu alma.
Será sensible como el silencio
que domina la montaña...''
La Mujer es una eterna fuente de inspiración en los compositores vallenatos. Del mismo modo, el Amor por su región, es otro de los factores que siempre tienen en mente estos escribidores al momento de la composición. Con no poca frecuencia recurren al río, a la sierra, a la montaña; y hasta al desierto, para allí en medio de todas esas bellezas naturales, encontrar el escenario perfecto que sus musas les dictan. Y aquí el autor de este ''Amor Sensible'' (hombre que encontró la muerte súbita a la pronta edad de 27 años) continúa diciendo:
''Freddy Molina te quiere!
Eres mi duda esperanza!
Cuando el Guatapurí se crece
al sentir mi pasión se calma.
Es un río que nace en la Nevada
que en todo el Cesar fuerte se siente.
Pero mi gran pasión le iguala
el ímpetu de su torrente.
Si no me miras el propio cielo
siente pena y se entristece!
En Valle de Upar yo canto
versos de mi inspiración.
Si algún día sufro un desengaño,
me voy lejos de esta región...''
Dentro de la onda tradicional de esta expresión folclórica colombiana están: Andrés Landero (virtuoso acordeonero sobre quien el Profesor de Filosofía sanjacintero Numas Armando Gil expreso: ''El más parecido a Francisco El Hombre''; gran músico que tocaba lo mismo Porros, que Cumbias; Chandés que Pajaritos en su intrumento), Alejandro Durán, el gran ''Rey Alejo'', compositor del clásico ''Altos del Rosario'', Calixto Ochoa autor de ''El Africano'', Juan Polo Valencia, Ovidio Granado, mejor conocido como el ''viejo Villo", el Chiche Guerra, Naffer Durán, Julio De la Ossa, y Lisandro Meza, entre otros.
Y así llegamos al Vallenato Moderno; corriente esta que tiene varios exponentes. Se dice que los precursores de esta modalidad fueron Nicolás Bolaños y Armando Zabaleta; sin embargo se reconoce en Alfredo Gutierrez Vital, el gran vanguardista e innovador de este genero.
Nacido el 17 de Abril de 1943 en Sabanas de Beltrán en el Departamento de Sucre; Gutierrez Vital es un gran acordeonero que vocaliza canciones (tanto suyas como de otros compositores) con mucha cadencia y sabor. Ha sido Rey Vallenato en tres ocasiones (1974, 1978 y 1986) y tuvo la acertada osadía de introducir instrumentos en la música vallenata para hacerla más bailable y por ende más comercial. Entre sus composiciones se encuentran la alegre ''Festival en Guarare'', ''Ay Elena'', ''Capullito de Rosa'', entre otras.
El 7 de Agosto de 1961 nació en la ciudad de Santa Marta, capital del departamento de Magdalena, Carlos Alberto Vives Restrepo, quien con el correr del tiempo se convertiría en una figura de primera línea en cuanto a la ''internacionalización'' del Vallenato se refiere. Inicialmente orientado al genero Rock, este cantante y actor recibió en 1991 una oferta para representar en una telenovela al compositor Rafael Escalona. Este hecho, quizá tuvo mucho que ver con su decisión de reorientar su carrera musical hacia el Vallenato; aunque manteniendo interesantes fusiones con el Rock y el Pop.
Funda entonces una banda llamada ''La Provincia'', y presento en el 1993 el álbum ''Clásicos de La Provincia'', producción esta, donde con un sonido moderno y novedoso presenta viejos y conocidos temas del pentagrama musical del caribe colombiano, logrando proyectar los ritmos del Folklore Vallenato a escala continental, y hasta mundial. Así, en esta producción, el tema ''La Gota Fría'' de Emiliano Zuleta recorre prácticamente todo el continente, y llega hasta Europa, donde cantantes de renombre como Julio Iglesias deciden grabarla e incluirla en sus repertorios. Carlos Vives, hay que decirlo, es pues el gancho definitivo de que se vale esta música para pasearse por varios escenarios del planeta, y para convertirse (en esa decada de los noventa) en un género de gran rentabilidad comercial.
La puerta que abriera Carlos Vives y su música, fue lo suficientemente ancha para que entraran también Los Embajadores Vallenatos, quienes ya desde el sugestivo nombre, tenían muy claro lo que buscaban. Estos lograron imponer su ''Santo Cachón'' en todo el continente logrando buenas cifras de venta, y consolidando aún más este ritmo. Dentro de esta corriente modernista, se destacan también: Diomedes Díaz, gran cantautor e interprete de exitos como ''Amarte más no pude'', ''Tú eres la Reina'' y muchos otros, Jorge Oñate, ''El Jilguero de América'', Ivan Villazón, Silvestre Dangónd, ''La Colegiala'', Peter Manjarrés, Integrante de 'La Nueva Ola del Vallenato', e interprete de ''Es mejor no querer tanto'', Pepito Gutiérrez, Ricardo Maestre, 'El Rey del Son' quien popularizó ''Pena y Dolor'', Ernesto Mendoza, interprete de ''La Tengo'', Los Betos (Alberto Zabaleta y Alberto Villa), y Binomio de Oro, grupo fundado en 1976 por Israel Romero y Rafael Orozco, que en su álbum debut lograron colocar tres exitos: ''La Gustadera'', ''Momentos de Amor'' y ''La Creciente''.
Actualmente Los Diablitos, Los Gigantes, Los Inquietos, y Los Hijos de Diomedes (Diomedes Dionisio y Rafael Santos son algunos de los representantes en los que se cifran no pocas esperanzas para que garanticen la expansión de esta música a nivel intenacional.
Cuando resaltamos el nacimiento de El Festival de la Leyenda Vallenata; surgió entre los creadores y fundadores de este evento, el nombre de una mujer que sin dudas hizo mucho por impulsar la cultura no solo de la música vallenata, sino de otras expresiones culturales de la costa caribe colombiana. Nos referimos a Consuelo Araújo Noguera.
Conocida con el seudónimo de ''La Cacica'' (1 de Agosto de 1940 en Valledupar,Cesar - fallecida el 29 de Septiembre de 2001 en La Mina, Cesar) Consuelo Araújo fue una escritora y gestora cultural, que mantuvo durante 22 años su reconocida columna titulada ''La Carta Vallenata'', un espacio de opinión pública en el reconocido rotativo colombiano ''El Espectador''.
Las circunstancias en que se da la muerte de esta gran activista de la cultura así como sus posiciones políticas, escapan al sentido y la razón de ser de este libro. Solo nos ocupa, su legado como propulsora y fiel defensora del Folklore Vallenato, y entendimos que ella, por ese aporte social, tiene un lugar más que asegurado entre las páginas de esta obra.
Solo nos resta hacer breve mención de unos cuantos nombres que consideramos vitales para la culminación de este trabajo. Uno de ellos es el gran acordeonero, y compositor Egidio Cuadrado.
A Egidio se le considera el más fiel intérprete de la música del maestro Escalona; y precisamente esta condición lo ubico al lado de Carlos Vives en los inicios de este último en esta música vallenata, logrando alcanzar esos rotundos éxitos internacionales.
Electo ''Rey Vallenato'' en la edición numero 18 del famoso festival en 1985, Cuadrado es un gran músico con estilo propio, y que domina a la perfección los cuatro aires o ritmos del Folklore. Ya son consideradas como clásicos sus interpretaciones del Son ''Amparito'', del Paseo ''Rosa María'', y de la Puya ''Puya Puya'', siendo esta última una pieza de su autoría.
Los otros dos nombres que queremos resaltar dentro de estos parrafos son: Abel Antonio Villa, y Luis Enrique Martinez. Al primero se le adjudica ser el responsable de llevar por vez primera un acordeón a la grabación de música comercial vallenata, por eso se le reconoció con el distintivo nombre de ''Padre del Acordeón''.
El segundo sacó al Vallenato de su ejecución monorítmica, y la lleno de notas alegres, brillantes y armónicas, creando la innovación que dividió en dos la evolución de esta música: por un lado digitación de agilidad pasmosa en el teclado, y por el otro ejecución musical engalanada; aportes estos que le ganaron a Don Luis Enrique Martinez el seudónimo de ''El Pollo Vallenato''.
Asi las cosas, esta expresión musical que antes solía llamarse como: ''Paseos Provincianos'' o ''Sones Magdalenenses'', fue abriendo surcos hasta convertirse en toda una manifestación cultural de Colombia y de Latinoamérica. Lo amantes de este Folklore -nacido en el ámbito rural y campesino del valle de los ríos Cesar y Ranchería- saben muy bien que como todo genero debe evolucionar, sin embargo, su principal reto consiste en expandir su alcance sin perder su raíz eminentemente bucólica y campestre.
Esta expresión ha recibido muchos elogios y homenajes, siendo quizá el más humilde de ellos el de el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, cuando refiriéndose a su novela (que esta considerada una Obra Maestra de la Literatura Hispanoamericana y Universal) ''Cien Años de Soledad '' exclamo al describirla:
''Es un Vallenato de 350 páginas! ''
El Aprendiz
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