''La Perla calla su tristeza
y es acuarela de pobreza;
que juega un poco a la belleza
y a nadie cuenta su dolor''
Tite Curet
-Baja el vidrio pa' que me vean la cara, y te dejen bajar tranquilo!
Cuando escuche esas palabras salir de los labios de Mary Perla, no senti la mas minima pizca de temor. Era tanta la emocion que embargaban las celulas de mi cuerpo, que no habia espacio en ellas para el miedo. Por fin me disponia a bajar a La Perla!! Ese magico lugar que siempre veia desde arriba cuando me paseaba por el viejo San Juan. Ese asentamiento suburbano del que tanto escuchaba hablar desde mi infancia en Santo Domingo. Esa comunidad vedada a mis sentidos por aquellas personas que insisten en aconsejarte y en velar por tu seguridad y tu integridad fisica.
Ya antes lo habia intentado. Fue una tarde en que, caminando por las adoquinadas calles del colonial sector borincano, mi curiosidad llego al limite y me dispuse impulsar la inutil empresa de llegar en dos patas a aquel lugar y constatar de cerca esas coloridas casas amontonadas unas a otras con sus jocosos techos de zinc a la orilla del mar; a deleitarme con sus artisticos murales y grafittis pintados en las paredes, y que son sin mas escenografia idonea para videos y peliculas. Debo decir que mi estrategia para consumar el descenso aunque un tanto ilusa, podia tener alguna posibilidad de exito; y consistia en atravesar la puerta principal y a sus celosos guardianes 'guillandome' de un turista que solo trotaba por los alrededores. No tuve exito. Fui detenido en la propia entrada y obligado a retornar por donde mismo habia llegado.
Aquella tarde de domingo era otra historia. Bajaba custodiado por un vehiculo y por una nativa que me garantizaba la entrada y un recorrido por sus calles y aceras. Por eso, cuando bajabamos la cuesta, senti la alegria de un nene cuando por fin logra lo que quiere. Dentro de mi me decia: -Lo lograste Michael, vas pa' La Perla!!
Ya una vez dentro tenia los ojos bien abiertos para no perderme ningun detalle. Buscaba reacciones en la gente, en las paredes, en el ambiente; como queriendo que el viento me hablara y me contara alguna de esas anecdotas escondidas entre aquel pintoresco ''arrabal de gente pobre pero de ciudadania noble que gana el pan con sudor ''. Oia a mi guia hablar pero no la escuchaba. Yo estaba demasiado metido en aquel mundo, cual inquieta esponja tratando de absorber tanta historia de un solo golpe. Veia personas caminar, mientras imaginaba a Ismael Rivera, o a Hector Lavoe recorrer aquellos contenes y quizas saludar a aquellos mismos rostros con los que ahora yo me tocaba, y me senti inmensamente dichoso de vivir aquel momento.
La tarde cedia y le abria paso a la noche. Nos acercamos a la orilla del mar cerca de una casa abandonada donde entre un rico olor a sal y un aire unico y especial Mary Perla comenzo a cantar.
No hay redundancia entre Mary Perla y La Perla. Es una sonera nacida y criada alli, a la cual conoci por una inequivoca jugada del destino o de Tite Curet; quien directa o indirectamente nos unio en una hermosa amistad. Todo pasa por una razon. Alli escuchaba a Mary cantar con la brisa llegada de ese inmenso mar golpeandome el rostro, y me embriagaba de una sensacion que me hacia confirmarlo. Por alguna razon ese era el momento preciso en el que yo debia estar en la Perla escuchando cantar a Mary Perla.
La noche cayo, y seguimos adentrandonos entre sus calles y callejones, cuando me entere que alli habia un sector llamado San Miguel; y fue entonces cuando entendi el porque de mi coneccion con aquella barriada. Ahi comprendi el porque la sentia tan mia; la razon por la cual yo me sentia tan de alli, tan identificado con aquel lugar.
Luego de un alegre trago que vodka con tonica que calento mi paladar, Mary me llevo a conocer su hogar. Alli seguimos platicando amenamente y escuchando sus grabaciones y otros temas compuestos por su padrino y culpable de nuestro junte; como la cancion ''Fue por mi bien'' magistralmente interpretada por Blanca Rosa Gil.
El reloj me recordo que habia que regresar. Un abrazo de despedida a Mary que me escolto hasta el vehiculo que estaba estacionado cerca de la entrada principal; y luego subir a San Juan y a mi rutina pero con la satisfaccion de la aventura consumada.
Hoy (que escribo estas lineas) no se si la tarde del domingo primero de agosto del 2010 fue un sueño hecho realidad, o una realidad hecha sueño; solo se que quedo grabada en las paginas de mi memoria.
Yo creo en La Perla y en su gente buena!!!
El Aprendiz
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