A Eliseo Subiela, por su búsqueda maravillosa!
El Tiempo:
Es esa mano que todo lo toca
que todo se lo lleva a la boca.
Es ese atleta de alto rendimiento
que siempre anda tras un nuevo record.
Es ese mensajero cargado de noticias,
hostil consejero que no asume caricias.
Siempre pasa; nunca se detiene,
nada lo distrae, nada lo entretiene.
El Tiempo:
Es esa fría acumulación de domingos
un reloj de arena cansado de si mismo.
Es ese espejo que desafía la reflexión de la luz,
compañero inseparable de la cuna al ataúd.
Es esa rama que sin querer se mueve,
ese óxido que poco a poco aparece.
Siempre pasa; nunca se detiene,
nada lo distrae, nada lo entretiene.
El Tiempo:
Es la brisa perfumada que se cuela en la ventana,
es un viejo militar puesto en retirada:
Es la multa que hay que pagar
por adquirir experiencia.
Es hoja blanca que cae
y así tiñe la conciencia.
Siempre pasa; nunca se detiene,
nada lo distrae, nada lo entretiene.
El Tiempo:
Es el salitre; un par de zapatos viejos.
Segundero que lo mismo es liebre que cangrejo.
Es la lluvia que lastima los cimientos de una era.
Es desilusión última, es esperanza primera.
El tiempo es una camisa ya raída, ya gastada;
anunciada tempestad de una niña enamorada.
Siempre pasa; nunca se detiene,
nada lo distrae, nada lo entretiene.
El Tiempo:
Es la relativa certeza
de que no existe el pasado.
Es la absoluta sospecha
de un futuro proyectado.
Es el presente omnipotente;
el único que nos han dejado.
El Aprendiz
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